15 de noviembre de 2010

Catafalco

Cuando el ordenador de Alberto fue y se murió, llevándose consigo las 752 páginas de su primera (y única) novela, "Catafalco", Alberto se quedó un segundo sin respiración. Le dio un golpecito a la pantalla, azul brillante, reinició la máquina, pero no. Nada. Así que, con enorme dignidad, Alberto se desabotonó la camisa, se quitó los zapatos y el cinto, abrió la ventana y se tiró de cabeza.
Nadie lo entendió. Su familia lo enterró con la más profunda sorpresa. Su hermano, que heredó el ordenador, lo llevó arreglar y se encontró con el manuscrito. Se gastó todos sus ahorros en editar el libro, que fue un fracaso.
Claro. "Catafalco". Qué esperabas.